En su origen, la aplicación del concepto de biopolítica como directriz pragmática está vinculada a una interpretación organicista del Estado, que considera a este un todo orgánico susceptible de padecer perturbaciones y enfermedades análogas a las que puede sufrir un cuerpo vivo ante la presencia de ciertos elementos patógenos. Por eso no es extraño que la biopolítica nazi pretendiera la recuperación de la salud de la Alemania de la época mediante la extirpación de aquellos estratos de población a los que identificaba como origen de los males sociales. En esta obra, intentamos exponer los rasgos específicos de la biopolítica actual, tal y como estos se ponen de manifiesto a través de la acción de los poderes públicos en materia de política de salud, de gestión de la población o, llegado el caso, en el recurso a la guerra o la acción contraterrorista.