Para muchos enólogos, si hay un crítico temido y venerado en el mundo, ése es Robert Parker, famoso por instituir un sistema de puntos para calificar los vinos. Obtener una alta puntuación en esta escala aumenta siempre las ventas, por lo que muchos viticultores han orientado la producción de sus vinos según los gustos de este crítico. Cada vez más «estandarizado», ya sea blanco o tinto, del Viejo o del Nuevo Mundo, el vino está perdiendo cualidades distintivas debido a los excesos de taninos y a otras manipulaciones supuestamente vanguardistas que los convierten en auténticas «bombas frutales».
La periodista y enóloga Alice Feiring se atreve a desafiar al todopoderoso crítico y defiende en este libro una vuelta a la autenticidad, la naturalidad y la sensatez en la elaboración; parte así en busca de sabores suficientemente matizados, de vinos que nos hablen de su tierra del terroir, de la gente que los ha elaborado; vinos que nos cuenten su propia historia y nos abran su alma.
Esta obra es además un delicioso relato de las divertidas andanzas de la autora para descubrir los viñedos más cotizados de La Rioja, el Piamonte, la Champaña o Borgoña, entrevistarse con viticultores artesanales, participar en catas, comprobar la lamentable extensión de la «parkerización» y también, ¿por qué no?, tratar de encontrar algún amante que sepa apreciar junto a ella el sublime placer de un buen caldo.