El santuario de Copacabana está en un pequeño pueblo a orillas del lago Titicaca. Aunque habían sido cristianizados, sus habitantes creían en sus antiguas supersticiones. Sólo las malas cosechas provocaron que una de las comunidades del pueblo, los Anansayas, decidiese erigir una cofradía en honor de la Virgen de la Candelaria. Calderón de la Barca escribió esta obra ambientada en este entorno; conocía los textos de los cronistas de América y supo recrear estos datos con sorprendentes alusiones al escultor indio Tito Yupanguí, autor de la actual imagen que se venera en Copacabana. Yupanqui parece iluminado por la religión cristiana, al ver cómo la Virgen salva a los suyos de un incendio.