Una espléndida colección de cuentos que convierte la vida cotidiana en pura literatura. No parecía que hubiera desacuerdo entre ellos, pero algo raro debía de haber La cita de James Salter que encabeza. Anatomía de las distancias cortas resume el espíritu de este espléndido libro de relatos. Nada pasa, nada importante al menos, pero lo que cuenta son los pequeños gestos que convierten una escena cotidiana en un drama o un misterio; basta con mirar esa mano femenina que se mueve con discreción cerca, demasiado cerca, del marido de Lali, o el andar incierto de Paula hacia las escaleras del metro; basta con espiar el cuerpo desnudo de una mujer que duerme en la silla del estudio de Andreu sin que él sepa su nombre, o el andar travieso de una silla de ruedas por las calles de la ciudad. Hay lugar para lo improbable en el día a día de estos espléndidos personajes que necesitan pocas palabras para comunicarse: Marta Orriols, heredera de la prosa de Alice Munro y Margaret Atwood, describe sus gestos con una intensidad que sorprende porque es sobria y emotiva a la vez, y como decía Hitchcock, cuando eso funciona, lo demás sobra.