«Una Little Miss Sunshine a la napolitana.»Annalena Benini
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Kriptonita en el bolso es un retrato irónico y agridulce del Nápoles de los setenta los Años de Plomo, en el que la psicodelia, el ácido, los pantalones de pata de elefante, los ideales feministas y hasta un pobre emulador de Supermán conviven con las tradiciones y la religiosidad de una Italia aún anclada en la posguerra. Inspirada en la propia infancia de Ivan Cotroneo (y con invitados estelares, como un jovencísimo Riccardo Muti), el resultado es una novela divertida, imprevisible y conmovedora.
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Peppino tiene siete años y vive en una familia ciertamente disfuncional. Pero en el Nápoles de 1973 aún no existen estas clasificaciones, por lo que su familia, a los ojos del mundo, es simplemente algo rarita. Cuando su madre, Rosaria, cae en una depresión tras descubrir que su marido la engaña usando como alcoba el Fiat 850, Peppino es acogido en casa de sus abuelos y adoptado por sus tíos veinteañeros, que lo conducirán por el Swingin Nápoles de los setenta entre fiestas clandestinas, colectivos feministas, nudismo, cigarrillos de contrabando, algún que otro ácido y litros de alcohol. Mientras, la abuela, modista profesional, no da abasto arreglando pantalones de pata de elefante y acortando minifaldas, y el abuelo cuida de unos pollitos los «Supervivientes» a los que somete a torturas amorosas.
El único amigo de Peppino es Gennaro, un joven que se cree Supermán y se pasea con unos leotardos azul eléctrico y una capa rosa de peluquería sobre los hombros. Está convencido de que las mujeres conspiran contra él y de que llevan kriptonita en el bolso y, como en la película, trata de detener con sus superpoderes los autobuses que se dirigen a la plaza Municipio. En esta extraña familia sumida en el caos, Peppino superará su particular línea de sombra; eso sí: en versión psicodélica.