En plena crisis del 99 en Wall Street, nuestro héroe pone en marcha Kapitoil, un programa informático capaz de predecir, mediante fórmulas y algoritmos, el mercado del petróleo. Ello a partir de las noticias sobre Oriente Medio en prensa; es decir, a partir del sesgo informativo. Su descubrimiento lo catapulta al llamado éxito en la escala corporativa, pero Karim no olvida que las personas no son cosas, y quizá por eso la novela comienza con un epígrafe de Marx (Karl).
Sin embargo, el fantasma del capitalismo no es el único que recorre este libro: en esta iniciación a la hoguera de las vanidades de la bolsa y la informática occidentales, la integridad de Karim desentona más que su religión entre la falta de escrúpulos del empresario modelo, al tiempo que su historia anticipa, en retrospectiva y sin moralina, algunas catástrofes anunciadas que también han sido, y son, las nuestras.
En cuanto a Karim, seguro que está destinado, allí la recompensa, a acompañarnos mucho después de que estas páginas, que se agotan rápidamente, vuelvan a la estantería.