Su plan tenía un fallo: no había contado con enamorarse...
Francesca Morelli tenía cierta experiencia con el noviazgo; gracias a su madre italiana, que le había organizado tres bodas... Pero ninguna de las tres había llegado a buen puerto. Ahora Francesca estaba en el umbral de los treinta y no tenía la menor intención de hacer más promesa que la de seguir soltera para siempre... Pero Mark Fielding había decidido demostrarle un par de cosas a aquella mujer acostumbrada a abandonar a sus novios con la misma facilidad con la que él se deshacía de unos zapatos viejos. ¿Su estrategia? Llevársela a la cama y después ante el altar para abandonarla como lo había hecho ella tantas veces.