Es evidente que cualquier juego puede jugarse en el medio natural alcanzando con ello nuevos matices y perspectivas; pero dicho medio no deja de ser una mera localización. En el caso que nos ocupa, el medio natural forma parte indispensable del juego, de forma que sin su presencia el juego carece de funcionalidad, del contexto en el que realmente alcanza su pleno sentido. Se podrán encontrar también algunos juegos en los que la presencia de lo natural puede no parecer tan relevante, pero, por poner un ejemplo, estarán todos de acuerdo que cualquier juego de chapas no tiene la misma magia si se juega en la superficie lisa de un polideportivo que en esa esquina del patio que nadie utiliza y cuya superficie no es precisamente una patena.