Por todas estas razones, y como lo demuestra el autor de la presente obra, el juego se constituye como una herramienta operativa que brindan amplias posibilidades a la práctica educativa, como un elemento renovador de la enseñanza y como medio para el aprendizaje que posibilita el desarrollo integral del niño.
La columna vertebral de este libro se ha realizado desde la visión de psicología genética y es precisamente en esa misma corriente donde se basa la práctica didáctica que aquí se sugiere.