Consciente, como hombre del siglo XVII, del valor de la certeza tanto para la arquitectura como para la tratadística, se sirvió de la segunda para defender la cientificidad de la primera, lo que le llevaría a convertirse en nexo privilegiado entre la evolución europea y un medio español especialmente complejo, el de la transición de los Austrias a los Borbones. Las cavilaciones del desprejuiciado teórico encierran aspectos de sorprendente modernidad: no en vano aspiraba a un clasicismo «abierto» y «oblicuo» que, en lugar de valerse del canon vitruviano para sobrevolar la contingencia histórica, abriese el camino hacia una nueva y racional plasticidad.
Jorge Fernández-Santos Ortiz-Iribas, licenciado por la Universidad de Cornell, se doctoró en 2005 en la Universidad de Cambridge. Becario predoctoral en la Real Academia de España en Roma y postdoctoral de la Fundación Gerda Henkel de Düsseldorf, su trabajo actual como investigador del subprograma Ramón y Cajal adscrito a la Universitat Jaume I versa sobre los intercambios culturales hispanoitalianos a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII.