No era un apócrifo más. Era una denuncia hecha por miembros de cuatro generaciones de la familia Barash que atestiguaba un gran engaño. Joshua, tío bisabuelo, había sido crucificado y convertido en el mesías. Dieciocho siglos mas tarde, los dignatarios de los cultos no se detendrán ante nada para que ese documento legal que haría temblar los fundamentos del Islam y del Cristianismo fuera destruido. La acción iniciada en Alejandría discurre imparable, involucrando a personalidades religiosas y políticas de España, UK y sobretodo del Vaticano.