El encuentro hoy entre Antropología personalista y Psicología humanista puede dar lugar a una Psicología científica nueva, en todo caso más fecunda que la actual. En realidad, dicho encuentro no consiste propiamente en un encuentro sino en un re-encuentro, puesto que ambas caminaron juntas durante siglos. Ello explica que no pretendamos aquí plantear una nueva teoría psicológica tentación siempre inflacionista, sino una oportuna revisión epistemológica de esta ciencia eminentemente personalista que, si quiere superar el estado de crisis permanente que la acompaña desde su aparición, debe adentrarse en el estudio de la persona singular y concreta y no en el hombre genérico y abstracto.