En este segundo volumen (que incluye los tomos III y IV de la primera edición) Vitale se centra en el período que va desde 1810 hasta 1891. El movimiento independentista que marcará el fin de la Colonia no fue, según el autor, una revolución social o un cambio sustantivo en la estructura socioeconómica colonial. Más bien se trató de una revolución política que buscó cambiar la detentación del poder a favor de la burguesía criolla, ya enriquecida por la exportación de materias primas y la tenencia de la tierra. Es por ello señala que se la puede caracterizar como una revolución política de carácter separatista. Vitale afirma que, a diferencia de lo que ocurría con las monarquías europeas, la de América Latina es la historia de una revolución democrático-burguesa frustrada. Esta perspectiva servirá de hilo conductor para el presente volumen de la Interpretación marxista de la Historia de Chile, ya que el período que abarca da cuenta de una burguesía inicialmente triunfadora pero que será incapaz de defender su independencia política, justamente por ser parte de un modelo de dependencia económica que la hizo declinar frente al imperialismo inglés, en un primer momento, y al norteamericano después.