Me arrasa la tristeza cada vez que releo los expedientes de estas criaturas extravagantes y de vidas exageradas, ya que su desgracia fue nacer en los tiempos de la Inquisición y no en los años de la televisión. Así, en lugar de padecer tormentos y desfilar en autos de fe, hoy serían personajes famosos, darían entrevistas y hasta cobrarían por narrar sus viajes a través de los trasmundos, porque a pesar de la incredulidad, el materialismo y la revolución tecnológica del siglo XXI, vivimos en una sociedad de lo más paranormal.
Fernando Iwasaki
Los deliciosos (y a veces feroces) relatos de estas Inquisiciones Peruanas nos muestran una sociedad que, detrás de su apariencia soñolienta y ceremoniosa, impregnada de olor a sacristía, de rutinas estrictas y dóciles a las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia, hervía de una sensualidad y unas pasiones carnales tanto más intensas y coruscantes cuanto más aplastadas se hallaban por toda suerte de prejuicios, prohibiciones y persecuciones.
Mario Vargas Llosa