Hablar de personas inmigrantes es referirse a seres humanos concretos, no a una amplia categoría de anónimos. La inmigración no puede ser entendida como una amenaza o, en el mejor de los casos, como una relación entre desconocidos, ni entre diferentes. Abrimos estas páginas al diálogo, al descubrimiento de un lenguaje común entre todos los lenguajes, para que el Estrecho se convierta en un lugar cada día menos asfixiante.