Inicio relata el comienzo de una relación sentimental entre D. y H.. Pero más que eso, se trata de una sagaz observación que D. hace de sí misma: una madre soltera de casi 30 años. Con una prosa contundente, la narración acompaña a D. en sus encuentros y desencuentros con H. durante sus excursiones por la ciudad los sábados a la noche, cuando la hija de D. queda al cuidado de su padre. Formalmente arriesgada, surcada por minirelatos que funcionan como puentes entre cada capítulo, y sobre todo audaz por su honestidad, Inicio constituye un retrato impiadoso de los lazos de amor filiales: ¿cómo convivir y sobrellevar la experiencia de la maternidad? Esta pregunta ingresa oblicuamente en la obra y define su atmósfera. En los soliloquios de D. percibimos un constante reclamo, un grito lanzado hacia un mundo hostil donde
muchas veces no hay más que eco.
Sebastián González