Pierino Baldacci recorre el país vendiendo ropa. Sólo se distrae ante una buena cacería. El resto del tiempo es un hombre común que frecuenta un bar donde se habla de fútbol, de mujeres, de autos; Pierino apenas opina. Cuando llegan las anécdotas del pasado -la colimba, la soltería, la infancia- hace directamente silencio. Y eso que tiene un pasado como para entretener al bar entero durante una década. De los temas posibles, sólo se explaya sobre sus ventas. Por eso es considerado el tipo más aburrido del bar. Ocialmente es un comerciante menor sin ambición ni luces. Es verdad, lo es. Aunque también es otra cosa. Pierino Baldacci es un cazador de nazis. Los hombres que Pierino había cazado hasta entonces eran perejiles, liebres, colaboracionistas, soldados, idiotas útiles. Caza mayor es la historia del día que de casualidad dio con un león, al que desea cazar para que, como Eichmann (cuyo recuerdo -guerra, huida, secuestro, juicio, condena y ejecución- está fresco en la memoria del mundo entero), sea llevado a Israel y juzgado. El contexto es un país que va dejando de lado la violencia nacida en Europa y heredada por azar, para caer en la trampa de la violencia vernácula -no menos sangrienta-, que se abre paso, inapelable.