"Esto no es un anónimo. Es una piedra que cayó de mi cuello aferrado a la vida y sin decidirse a morir." Esto nos dice, nos ofrece Joaquín Longhi: una piedra caída de su cuello, una piedra con nombre, el suyo, un trozo de vida, de búsqueda, una larga sucesión de preguntas que lo son, incluso, aunque las niegue: "No expliques nada, no hace falta desentrañar el mundo esta noche"