A las puertas de un continente inmerso en un proceso independentista, la isla de Cuba mantuvo su fidelidad a la Corona española gracias a una serie de estructuras políticas, económicas y sociales que se consolidaron durante las primeras décadas del siglo XIX. La Iglesia habanera se convirtió en pieza fundamental de ese engranaje bajo la égida del poderoso obispo Juan José Díaz de Espada (1802-1832). Acusado de liberal, independentista y masón por importantes personalidades de la época, el popularmente conocido como obispo Espada fue, sin embargo, sello de fidelidad y patriotismo a la metrópoli y uno de los últimos representantes del reformismo borbónico dieciochesco en la isla. Su preocupación por mejorar las condiciones de vida de la población le impulsaron no sólo a promover importantes reformas educativas e higiénicas, sino también a plantear un modelo de producción alternativo al de la gran plantación esclavista, sobre el cual se había asentado el crecimiento de la isla desde las últimas décadas del siglo XVIII.
A partir del análisis de su episcopado, este libro explica el papel de la institución eclesiástica en un momento clave de la historia de la Perla de las Antillas, en el cual se estaba produciendo además el tránsito del Antiguo Régimen a la Modernidad y que en la isla adquirió unas características específicas.