Argumento de Identidades Débiles
¿Cómo los ajenos a los centros de la vasquidad, a sus emblemas sagrados, pueden hacer del nombre que éstos concretan su nombre propio? ¿cómo se gestiona en el País Vasco la figura del no miembro? La pregunta tuvo respuesta difícil durante muchos años, los de arquitecturas de la identidad construidas sobre distinciones que marcaban fuertes diferencias entre Nosotros y Ellos, pues no daban pie a pensar en movimientos en la identidad si no eran integrales, radicales, a tiempo completo. Entonces, el vasco y la vasca no se hacían, nacían. Pero durante los últimos lustros, quizás décadas, en el territorio de las identidades las cosas se han hecho en el País Vasco -como en todo el mundo- mucho más complicadas: se han agregado formas de representar y vivir la pertenencia más flexibles, ambiguas y polisémicas, formas a través de las que han ingresado en ese territorio de las identidades las pertenencias difusas, permeables. Débiles. Una de las formas que adoptan estas nuevas modalidades de la pertenencia es la que va asociada al universo del aprendizaje del euskera. Es estudiando ese proceso, sus personajes, sus rituales y sus lugares, que vemos, primero, que ahora es pensable realizar algo que para imaginarios de la identidad más viejos constituía una paradoja, aprender a ser, aprender a ser vasco. Pero el de las identidades débiles en el País Vasco no es más que un reflejo pálido de las muchas formas que estas modalidades adquieren en el paisaje contemporáneo: precariedades diversas, extranjerías generalizadas, implicaciones difusas, identificaciones distraídas...0