En este territorio fronterizo se encuentra, para asombro del lector, muchas de las vivencias a partir de las cuales un pensador tan original y brillante como Wagensberg extrae principios generales sobre lo verdadero y lo falso, sobre lo bueno y lo malo, sobre lo simple y lo complejo, sobre el tiempo o la emoción. Como dice el autor, se trata de reflexiones «en su propia sustancia», ya que están enriquecidas con auténticas confesiones sobre el momento, lugar y circunstancias en que surgen y se abren paso las ideas, un entretenidísimo dietario del quehacer diario de un científico singular.