Las novelas de César Aira están repletas de ideas geniales: tormentas transparentes, cuadros hechos con la luz de los autos que pasan, guantes mágicos que otorgan el virtuosismo de los grandes pianistas, un cálculo para saber cuántos taxis hay en la ciudad, un sistema educativo en el que los niños entran a la universidad y terminan de adultos en el jardín de infantes. Basado en su ficción completa, que supera las cien obras, Ariel Magnus reúne en este diccionario una enorme cantidad de ocurrencias insólitas, objetos estrambóticos y teorías más o menos científicas del gran escritor argentino de la actualidad.
«Las ideas, a la corta o a la larga, siempre acuden; la humanidad se habituó desde la más remota antigüedad a prolongar la vida a fuerza de ideas. No corría peligro de que se fueran a terminar porque en cada reunión de palabras hay una idea latente, y basta ver el volumen de un diccionario cualquiera, y calcular el número de combinaciones posibles de sus entradas para ver que hay ideas para rato. Por ese lado, yo estaba tranquilo. Mi provisión de ideas era inagotable.»
César Aira, El gran misterio
Sobre César Aira, la crítica ha dicho:
«Una literatura capaz de sanar al lector más enfermo de vulgaridades y de divertir al más exigente.» José María Guelbenzu
«Leer a César Aira, como nos sucede con Piglia, con Fogwill, con Alan Pauls, con Marcelo Cohen, salvando todas sus especificidades, es acceder a un nuevo capítulo de la narrativa argentina, pero también de la ficción y el ensayo en castellano en general.» J. Ernesto Ayala-Dip, El País
«En la literatura argentina, Aira goza del raro privilegio de crear belleza, a la manera de Oscar Wilde o de Fellini. Fabricar objetos exóticos, que una vez en el aire se tornan necesarios e inevitables.» Leonardo Moledo, Clarín
Sobre la obra de Ariel Magnus, la crítica ha dicho:
«Los lectores experimentados encontramos en el placer una señal de calidad. La leí toda, línea por línea hasta el final, con gusto.» César Aira, jurado del Premio "La otra orilla"
«Una prosa que refleja el humor y cierta alucinación controlada.» La Voz