Rutina de artista convertida en azar, peripecia en Tres de Marzo y Todos los Santos, escenarios cambiantes de una misma aventura, alcanzará y teñirá con otros colores el amarillo de noviembre en París y el ruido madrileño.
Amplia metáfora del viaje y de la ficción del regreso, relato verdadero de un mestizaje, Huellas del actor en peligro confirma la innegable individualidad de Pedro Sorela, cuyo Aire de Mar en Gádor fue saludado por Stephen Vizinczey en The Observer como "una primera novela de asombrosa brillantez".