Me detengo frente a la barrera. Es una noche clara y la luna se refleja en los rieles. Apago las luces del auto. Está bien, pienso, es bueno que nos demos un tiempo. Pero no comprendo nuestra relación; no sirvo para eso. ¿Acaso serviría de algo? Tu padre está enfermo y mi madre está muerta; pero igual podría ir y tirarme encima tuyo como todas estas noches. Eso es lo que sé. Ahora la tierra vibra y un tren oscuro lleva gente desconocida como nosotros.