Historia e ilusión en la política busca responder a dos necesidades: la de actuar con coherencia en el mundo político, y la de comprender nuestra situación desde un punto de vista histórico. Sólo respetando ambas, la filosofía puede proporcionar una orientación práctica a la política. Así, Geuss indaga sobre realidades tan «sacrosantas», y aparentemente inequívocas, como el Estado y la autoridad, la violencia y la coerción, el concepto de legitimidad, el liberalismo, la tolerancia, la libertad, la democracia y los derechos humanos, nociones todas ellas
en las que se funda el discurso político actual. Y descubre que el Estado democrático liberal vinculado a la defensa de los derechos humanos es una conjunción circunstancial de elementos dispares que no acaban de cuajar de manera coherente. Con tales cimientos, no es de extrañar que el edificio se tambalee.