Durante 6.695 kilómetros que brotan de lo más profundo de África, el Nilo sortea montañas, acantilados y pantanos para avanzar imperturbable hacia el norte y desafiar al desierto antes de alcanzar el Mediterráneo. Su nombre evoca los secretos de pirámides imposibles o de cámaras subterráneas llenas de tesoros y alimenta el orgullo de civilizaciones milenarias que aún hoy luchan por su supervivencia. El Nilo no es un río. El Nilo es un trozo de alma de la cultura occidental. Porque, a lo largo de la historia, el río de los ríos ha sido sobre todo una oportunidad.