Argumento de Andanzas Castellanas: ávila, Segovia, Madrid
Andanzas castellanas vio la luz en 1918. La obra seguía una estructura similar en apariencia a las guías excursionistas del momento. Tras una "Invitación" inicial, que viene a ser una declaración sobre el contenido y los objetivos del libro, se suceden cuatro capítulos que responden a las cuatro zonas geográfico-administrativas que conforman el conjunto territorial descrito. Cada uno de ellos comprende varios subapartados en los que aparecen las jornadas de viaje y los monumentos artísticos y naturales que deben visitarse. A partir de aquí Meliá incorpora relatos sobre experiencias vividas, personajes reales, nombres y lugares, tejiendo así la urdimbre de un maravilloso libro de viaje. Los registros que maneja son múltiples, desde la confesión personal hasta reflexiones sobre la naturaleza, pasando por la anécdota o la crítica social y política. Por otro lado, sus valores literarios son muy relevantes, tanto por lo que hace al equilibrio de la composición, conseguida mediante una mezcla de costumbrismo, agilidad narrativa, notas de humor y contenido lirismo, como por la enorme agudeza de observación en la descripción de personajes populares o de escenas de la vida cotidiana. Destaca también su vena cómica, el lirismo y el uso de figuras literarias para pintar el paisaje. Andanzas nos muestra igualmente a una persona de amplia y heterogénea formación en geografía, historia, literatura... Su concepción del paisaje es la propia de quien lo considera una realidad viva y dinámica, lo que, por otra parte, le permite llevar a cabo una labor de denuncia tanto de la falta de iniciativa del Estado como del fanatismo y la incultura que dominan entre los hombres del campo o de la prepotencia de la nobleza y los terratenientes rurales. Andanzas castellanas es, en definitiva, una ardiente defensa de la naturaleza y de la sierra castellana, de sus paisajes y sus habitantes.0