Dominic Roth le había hecho a su difunto hermano un gran favor y ahora tenía que pagar el precio. El magnate no podía contarle a nadie que la hija de Cassandra Roth era en realidad hija suya; para todos, Nicole era su sobrina. Pero cuando se presentó la oportunidad de reclamar tanto a la madre como a la niña, Dominic no la dejó escapar. Sin embargo, a pesar de haber conseguido a la mujer a la que secretamente había deseado siempre, sabía que no podía revelar la verdadera paternidad de la niña. Porque el millonario papá no se atrevía a perder aquella tenue posibilidad de ser feliz.