Argumento de Hermanos y Enemigos
La guerra ha sido la preocupación central de la reflexión sobre las relaciones entre estados que se despliega a lo largo de la Historia. Desde tiempos inmemoriales, se ha especulado sobre sus causas, su inevitabilidad e incluso sobre su conveniencia. La Ilustración europea del siglo XVIII empezó a cuestionar la guerra como una necesidad del sistema de estados europeos y revindicó paralelamente la hermandad natural de todo el genero humano. Dichas ideas fueron heredadas por el liberalismo, continuador natural de la Ilustración. Pero cuando los liberales llegaron al poder en el siglo XIX, se tuvieron que hacer cargo de la pesada herencia de los estados territoriales construidos por el absolutismo. La lógica de la estatalidad territorial y el equilibrio de poder europeo empujaban a los gobernantes al uso de nociones y prácticas como la razón de estado la senda del mal, convirtiendo a sus otrora hermanos en sus enemigos. Semejante contradicción ha dado lugar a numerosas respuestas, aunque, por desgracia para la disciplina de las Relaciones Internacionales, éstas se han dado fundamentalmente no en su campo, sino en el de la Teoría Política. El positivismo y el mecanicismo que se adueñaron de gran parte de la disciplina imposibilitaron una reflexión ético-normativa. Hoy, en tiempos de turbulencia, merece la pena recoger dicha discusión y avanzar en el esclarecimiento de los que pueden llegar a ser los nuevos parámetros éticos de las relaciones internacionales.
Francisco Javier Peñas es profesor titular de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del Grupo de Estudios Africanos de la misma universidad. Entre sus publicaciones se encuentran El arco de la crisis; El orden mundial, los conflictos regionales y el Golfo Pérsico; Occidentalización, fin de la Guerra Fría y Relaciones Internacionales; y, como editor, África en el Sistema Internacional. Cinco siglos de Frontera, publicado por esta misma editorial.0