No es lo mismo el «primerizo Heidegger», con sus reminiscencias escolásticas y teológicas, con el «olor» aún a hombre de pueblo, provinciano, de antiguo alumno del Seminario y pretendiente al ingreso en la Compañía de Jesús, a quien solían confundir en Marburgo con el conserje, que el profesor luego purgado por presunto «?lonazismo», que escribía sobre otros temas que luego le preocuparon. Entre ellos, podemos considerar su famosa conferencia-trabajo sobre «La cuestión de la Técnica» («Die Frage nach der Technik»), pronunciada en la Academia Bávara de las Bellas Artes, en la ciudad de Munich, el año 1953, y que sería luego publicada, pero eso ya en el año 1954.
El análisis de dicha conferencia va a ser uno de los temas centrales de lo que aquí vamos a abordar, basándonos para ello en la interpretación, o hermenéutica, de uno de sus más grandes continuadores, defensores y comentaristas, como fuera el filósofo francés, judío de origen argelino, Jacques Derrida (1930-2004). Este lúcido pensador ha brillado como tal vez ningún otro lo hizo en la constelación de los pensadores franceses del siglo XX, como Michel Foucault, Gilles Deleuze, etc.