«Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino tenga vida eterna». Lo que se nos invita a comprender a partir de este discurso y, de una manera global, a partir del encuentro con Jesús, y de todo el Evangelio de Juan, es el amor loco de Dios por los hombres. Es un amor tal que conduce al Padre a dar a su Hijo único para salvar a los seres humanos. Jesús viene para revelarnos a Dios, para estar cerca de nosotros y pronunciarse a favor de cada uno de nosotros; así es como podemos recibir el don de Dios, que es su Hijo único. Nos hallamos ante una obra que conserva las cualidades y el estilo propios de los ejercicios orales, al mismo tiempo que se convierte en apoyo para la oración del lector que se muestre deseoso de volver a la fuente. Porque es el mismo Evangelio de Juan lo que resuena al hilo de estas páginas, dispuestas a la manera de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola: el cristiano se ve llevado, de misterio en misterio, a seguir e imitar, conocer y amar a Cristo, Hijo de Dios. «He venido para que tengan vida»: que estas palabras de Jesús, elegidas como título de la obra, no cesen de resonar en todo el mundo. SIMON DECLOUX, jesuita, después de haber sido superior provincial en Bélgica y asistente general en Roma, se dedicó, en el Congo-Kinshasa, a la formación intelectual y a la animación espiritual de jóvenes religiosos y sacerdotes. En 2009 reemprendió sus actividades pastorales en Bruselas. Es autor de varios libros filosóficos y espirituales, entre los que figuran estos «ejercicios de ocho días», junto a los correspondientes a los otros tres evangelios, publicados por la editorial Sal Terrae: «"¡Dichosos vosotros!". Ejercicios de ocho días con san Mateo»; «"¡Creed en el Evangelio!". Ejercicios de ocho días con san Marcos»; «El Espíritu Santo vendrá sobre ti. Ejercicios de ocho días con san Lucas».