La Cuba de Raúl Castro se tensa en medio del panorama de recesión. El último bastión del socialismo histórico en Occidente intenta maniobrar con un falso aperturismo económico, pero la mentalidad insular ha cambiado y el ciudadano de a pie ya no parece tan dócil como ha sido durante el último medio siglo. La marginalidad, reemergida desde los años 90, amenaza con alcanzar su masa crítica.
En la Mazmorra, unidad de policía del hacinado distrito de Habana Vieja, los oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria, la famosa PNR, intentan enfrentarse al naufragio social, pero los propios agentes de la Ley, precarios diques de contención, actúan lastrados por sus miserias humanas. Un presunto suicidio, un violador en serie, y el cadáver de un joven negro relacionado con drogas de diseño, son los puntos de partida argumental de Habana Réquiem. Tres tenientes de la Mazmorra ?el veterano Puyol, la arribista Ana Rosa y el expeditivo Eddy- son los encargados de llevar esas investigaciones a buen destino y contra reloj. Cada uno de ellos emplea métodos diferentes, pero todos comparten una máxima emblemática: «Ser un buen poli implica ensuciarse las manos».