Wendy, la madre de Gregory, se niega a creer que su hijo se pegara un tiro y convence a Decker para que investigue más. Lo que este descubre le inquieta. La pistola utilizada en la tragedia era robada, prueba que le impulsa a abrir una investigación en rofundidad. Pero el caso se complica con el suicidio de otro estudiante de Bell and Wakefield, una muerte que les lleva a destapar a un despreciable grupo de estudiantes ricos y privilegiados con un gusto excesivo por las armas y la violencia. Decker pensaba que entendía a los jóvenes y, sin embargo, cuanto más se acercan a la verdad su equipo y él, más cuenta se da de lo poco que sabe de ellos, incluyendo al muchacho que tiene a su cargo, Gabe. Hijo de un mafioso y de una madre ausente, el chico ha llevado una vida con demasiado tiempo libre, demasiadas ausencias injustificadas y muy poca supervisión adulta.