En 1836 el monasterio de La Rábida (Huelva), cumpliendo lo que ordena la Ley de Desamortización, sale a subasta; la cantidad es de 4.950 reales de vellón y, a pesar de lo ridículo de la cifra, nadie se interesa. Un año después, el convento (que ha tenido entre sus huéspedes a Cristóbal Colón, Francisco Pizarro y Hernán Cortés) queda vacío, sufriendo el vandalismo saqueador de los que buscan y encuentran algo que llevar, acentuándose el deterioro. En 1851, para evitar el escándalo que a los visitantes del histórico edificio produce el estado en que se encuentra, se emite desde Madrid una orden ministerial decretando su derribo. Afortunadamente acaba de tomar posesión del Gobierno Civil de la provincia un hombre culto y sensato, don Mariano Alonso y Castillo, que objeta la orden evitando la desaparición del edificio. De las vicisitudes por que pasó el inmueble y de la figura de su salvador trata el la presente obra de Juan Saldaña Manzanas. (Dibujo de La Rábida, ver archivo adjunto). Laura: por favor, llámame o dime cuándo te llamo para explicarte esto.