Producto de esta obsesión son los muchos años de trabajos de investigación y documentación que dedicó Yan al pueblo mongol, y a uno de sus líderes más carismáticos: Gengis-Kan, que dieron su fruto en una trilogía: Gengis-Kan (1939), Batu (1941) y Hasta la última mar (1954).
Los materiales que utiliza Yan en Gengis-Kan son los que dan sustancia narrativa a las «Bilinas», el equivalente ruso a los romances o cantares de gesta de occidente, uno de cuyos temas principales es la lucha de los pueblos rusos contra los tártaros y nómadas de la estepa. Al inicio de la novela encontramos una mención a un evento que nos sirve de referente histórico: la batalla en que los generales mongoles Subotai-Bagatur y Tokutchar-Noyon derrotaron a los merkitas a orillas del Djam en 1217. Para entonces Gengis-Kan ha unificado a todos los nómadas de la estepa y se dispone a someter al reino turco-mongol, de cultura china. La historia del conquistador mongol, el Gran Kan, es narrada por Yan con exactitud y fidelidad a lo conocido, pero sin renunciar a un elevado tono épico y un notable nivel literario. Comienza la narración en el reino de Jorezmia, donde el príncipe Djelal ed-Din, guerrero legendario, opone una resistencia homérica al avance mongol, pocos años antes de que la Horda de Oro mongola invadiera Rusia, destruyera Kiev y llegara a tomar Budapest.