Con Fugitiva ciudad, Manuel Rico se adentra en las zonas menos visibles de una ciudad que, en el fondo, está hecha de muchas ciudades (Madrid, Roma, Viena, Frankfurt, Barcelona) viviendo el cambio de siglo y de milenio. Su mirada indaga en las zozobras que, en lo íntimo y en lo colectivo, acechan al hombre contemporáneo. En febrero de 2004, Caballero Bonald, calificó su poesía de Meditabunda, reflexiva y eficiente, de manifiesta proximidad con la historia vivida o que estamos viviendo.