En este libro, colección de «pequeños ensayos utópico-proféticos», Jon Sobrino busca romper la lógica de la civilización de la riqueza poniendo la salvación en relación con los pobres: «extra pauperes nulla salus», «fuera de los pobres no hay salvación». Fórmula desafiante, sin dejar de ser modesta, pues no dice que con los pobres haya automáticamente salvación, sino que sin ellos no la hay. Fórmula vigorosa, cuyo desarrollo y justificación requieren, sin embargo, mucho espíritu de fineza para que con el razonamiento converjan «sabiduría, reflexiones, testimonios, experiencias». Así, la opción por los pobres y la urgencia de «humanizar la humanidad» (Pedro Casaldáliga) no sólo son contempladas históricamente, sino desde el trasfondo teológico de dos realidades que expresan la esperanza de la fe cristiana: el reino de Dios y la resurrección de los muertos. Y el recuerdo explícito de monseñor Romero e Ignacio Ellacuría pretende ser muestra de cómo hacer teología desde testigos y mártires, aquellos que «mejor conocen y hacen presente al testigo y mártir Jesús».