Ahora, en los inicios del siglo XXI, muchas mujeres en las sociedades cultas occidentales pueden acceder y acceden a niveles educativos y profesionales similares a los de los hombres, han conquistado iguales derechos y siguen gozando y sufriendo por amor, lo cual no es ni bueno ni malo sino real y humano. Pero muchas se resisten a envejecer y van convirtiéndose, a causa de sus anhelos de eterna juventud, en una monstruosa caricatura de sí mismas. A ellas, los consejos excesivamente pesimistas de la marquesa de Lambert podrían ayudarlas a asumir que envejecer no es agradable pero que ofrece algunas lecciones para seguir viviendo.