En el verano de sus doce años, Billy está descubriendo muchas cosas, y entre ellas que la vida puede dar un vuelco en cualquier momento: la Fuerza Aérea de los Estados Unidos se está preparando para expropiar las tierras de su abuelo, en las que quiere instalar un campo de pruebas para misiles. Todo sea por la seguridad nacional y contra el enemigo soviético. Billy no puede dejar de hacerse ciertas preguntas: ¿tiene el Gobierno derecho a hacer algo así? ¿De quién es al fin y al cabo la tierra? ¿Y las montañas, los ríos?? ¿De su abuelo? ¿De los indios a los que el padre de su abuelo se la robó? ¿Del Gobierno que trata de robarla ahora? Pero, sea como sea, el viejo no está de acuerdo con las autoridades, ni siente ningún respeto por ese supuesto Estado omnipotente, su ejército y sus intereses. Cree que, cuando una ley es injusta, es normal que un hombre justo que se guía sólo por su conciencia se convierta en un forajido. Billy, por supuesto, tiene intención de luchar a su lado.