Tooru ha acabado en el hospital y a Kyo no le dan permiso para ir a visitarla: antes debe dejar en orden sus asuntos del pasado. La maldición de los doce comienza a disiparse y Akito se siente terriblemente culpable después de apuñalar a Kureno y de haber provocado tantas desgracias. Empiezan a cambiar las cosas para todos.