La labor intelectual y creadora de Francisco Ayala (Granada, 1906-Madrid, 2009) como narrador, ensayista, crítico o memorialista, reconocida, entre otros, con los premios Cervantes y Príncipe de Asturias de las Letras, se ha desarrollado durante todo el siglo XX hasta adentrarse en el XXI. Su vocación más intensa siempre fue la literatura de creación, campo en el que publicó libros de prosas vanguardistas (El boxeador y un ángel, 1929; Cazador en el alba, 1930), novelas (Muertes de perro, 1958; El fondo del vaso, 1962) y volúmenes de relatos (Los usurpadores, 1949; La cabeza del cordero, 1949), así como unas memorias (Recuerdos y olvidos 1906-2006) y una obra en la que rompía las fronteras entre los géneros (El jardín de las delicias, 1971).
Profesor de Derecho y, ya en el exilio, de Sociología y de Literatura en diversas universidades americanas, Ayala fue también traductor y editor, y durante toda su vida publicó artículos y colaboraciones en prensa. En 1939, recién llegado a Buenos Aires, comenzó una relación profesional con el diario La Nación que habría de extenderse más de cincuenta años, hasta 1993.