«El viaje de mi abuela desde Galicia hasta Buenos Aires fue muchísimo más largo que mis veinte horas de ómnibus; sin embargo, ese tiempo no la preparó para admitir la realidad del nuevo lugar. En el tiempo en que la conocí, todo se resumía en "el viaje"; la habían trasladado en un parpadeo. En un abrir y cerrar de ojos. Más bien primero un cerrar los ojos, un mantenerlos cerrados por uno o dos largos segundos, y después un abrir, y apareció Buenos Aires.»
El nieto de una gallega que emigró a Argentina a principios del siglo XX evoca la personalidad de su abuela y, con ello, su propia infancia. El autor nos ofrece un retrato mordaz de su abuela Florentina, una mujer que pasó su vida adulta en un lugar que sentía ajeno: Buenos Aires.
Eduardo Muslip describe en esta novela dos mundos: la Argentina que en el pasado siglo recibía inmigrantes de todo el planeta y una España de atraso y penurias cuyos habitantes buscaban una vida mejor en Latinoamérica.
Mediante la reconstrucción del carácter de esa abuela de armas tomar, de los recuerdos de la niñez de Florentina en Galicia y de su particular modo de hablar -a caballo entre el gallego y el castellano-, el autor realiza al mismo tiempo un exquisito ejercicio de reconstrucción de su propia memoria y de los espacios y tiempos perdidos de su pasado.