No es un homenaje al intelectual crítico, aunque se pregunta por el sentido de este apelativo en las diferentes coyunturas por las que pasó Ibáñez y esclarece en qué fue éste crítico e innovador y en qué continuó con variaciones las tendencias con las que se encontró. No es un libro exclusivo sobre un personaje histórico porque, para comprender a éste, para situar bien cómo su nombre se convirtió en emblema, debe ponerse de relieve el trabajo de Jesús Ibáñez, sí, pero también el trabajo colectivo de sus amigos y sus enemigos, de sus colaboradores y sus detractores, de los que le socorrieron para ayudarle a pensar y escribir y quienes, discutiéndolo, le hicieron precisarse. Todos ellos construyeron al intelectual.