El encuentro de María Zambrano con la educación no es, por tanto, un hecho casual, sino consecuencia inevitable de su más íntima vocación. Además de pensadora, en Zambrano se advierten las condiciones propias de todo gran educador: en primer lugar, una decidida vocación, hondamente sentida. Ya desde muy joven, al lado de su padre que «siempre extraía de lo oscuro lo claro y amaba la claridad haciéndola, no dándola ya por sabida», lo que en un principio era anhelo y curiosidad ser un centinela de la noche, va trocándose en vocación y se concreta luego en entrega y sacrificio. Entonces se encuentra con el pensamiento, con la filosofía.
Los numerosos textos que María Zambrano dedica a la educación nos llevan a afirmar que no son un complemento ni un añadido de su obra, sino que constituyen con su reflexión filosófica una forma de vivir y de pensar.
No se trata, por supuesto, de hacer de Zambrano un genio de la pedagogía, ámbito hacia el que nuestra autora muestra no poca reticencia, quizá por su oposición a una educación entendida como transmisión lineal de un saber exterior y, por tanto, muerto, separado de la vida. Educación, pues, no equivale a adquisición de unos u otros contenidos; el protagonismo se traslada justamente al esfuerzo conjunto demaestro y discípulo, que «salen juntos en busca de la verdad y mutuamente se animan y aguijonean». De donde cabe concluir cierta actitud de resistencia, cuestionadora de las carencias e insuficiencias de la realidad; la educación deviene así en formación renovada y auténtica, insertada en la vida del hombre, donde se aviva y manifiesta.
De ahí que la lectura pedagógica de la obra zambraniana no pueda limitarse a una mera yuxtaposición de textos, más o menos acordes con la forma dominante de pensar la educación, privando así a su pensamiento de la arista irónica que lo define: «la única pedagogía eficaz escribe parece ser la de la ironía». Más que intentar acomodar sus observaciones y reflexiones a los planteamientos educativos al uso, lo apropiado sería afrontarlos más bien como un pensamiento cuya mayor virtud reside justamente en ponerlos en cuestión. prólogo introducción Una filosofía educativa Los manuscritos Consideraciones finales nota a la presente edición manuscritos de maría zambrano: i. artículos elaborados para las revistas semana y escuela «Las dos preguntas» ( 1964 ) «Qué es la adolescencia» ( 1964 ) «El rumor» ( 1964 ) «Libertad, igualdad, fraternidad» ( 1964 ) «La comunicación entre los sentidos» ( 1964 ) «Entre el ver y el escuchar» ( 1964 ) «La atención»; «Esencia y forma de la atención» ( 1964 ) «Areté, virtus, eficacia» ( 1965 ) «El ingreso» ( 1965 ) «La vida de la aulas» ( 1965 ) «El temblor del examen» ( 1965 ) «El espejo de las aulas» ( 1965 ) «El nacimiento de la amistad» ( 1965 ) «La fuerza del ejemplo» ( 1965 ) «Disolución y condensación: el sentimiento» ( 1965 ) «El final del curso y los viajes» ( 1965 ) «La intercomunicación de los sentidos: la delicadeza» ( 1965 ) «El enigma de la juventud» «Nosotros, la gente joven» ( 1964 ) «Esta juventud de ahora» ( 1964 ) «El secreto de la juventud» ( 1965 ) ii. la tarea mediadora del maestro «La vocación de maestro» ( 1965 ) « La mediación del maestro» [ 1965 ] iii. sobre educación y enseñanza: «Sobre la enseñanza de la filosofía» ( 1949 ) «De la necesidad y de la esperanza» ( 1949 ) «Los caminos del pensamiento» ( 1960 ) «Una parábola árabe» ( 1964 ) «Los dos polos del silencio» ( 1965 ) «La actitud ante la realidad» ( 1965 ) «Las edades de la vida humana» ( 1966 ) «Filosofía y educación: la realidad» (s/f) «El aula» (s/f) «El Guía» (s/f) nota bibliográfica