Argumento de Fiestas Sevillanas de la Inmaculada Concepcion en el Siglo Xvii
El culto a la Inmaculada Concepción de María tiene un momento culminante en el siglo XVII, aunque este misterio aún no hubiese sido declarado dogma de fe, hecho que no ocurrió hasta mediados del siglo XIX. Esta devoción tuvo dos momentos culminantes a lo largo del siglo XVII, el primero entre 1615 y 1622, y el segundo entre 1662 y 1666. La ciudad de Sevilla fue pionera en su celebración, produciéndose grandes fiestas, con procesiones en las que prácticamente participaron todas las agrupaciones ciudadanas. Las celebraciones discurrieron tanto en el interior de los templos como al aire libre, destacando el revestimiento de los altares, en el primer caso, y el embellecimiento de las calles en el segundo. En ellas se levantaron arcos de triunfo, retables efímeros, y hasta fuentes que manaban vino. Por estos lugares desfilarían vistosos cortejos con imágenes de santos y la de la Virgen Inmaculada, todos ellos adornados con sus más vistosos aderezos. También se celebraron torneos tanto plásticos como literarios.
Apoyado el estudio en textos e imágenes, hemos tratado de reproducir el cálido ambiente que se vivió en la ciudad de Sevilla, cuya mejor muestra gráfica es el cuadro que un testigo de los acontecimientos, Juan de Roelas, pintó en 1616.0