La familia de Samantha vive en Tanzania. Como tantos otros expatriados europeos, poseen un hotel, pero se dedican a negocios turbios. Ella asiste a un internado internacional, un colegio para hijos de europeos e indios y africanos ricos. Aparentemente libres y privilegiados, pero vacíos en su interior, se encuentran atrapados en tierra de nadie, entre el continente que reconocen y otro al que les dicen que pertenecen. Samantha no sabe qué quiere, lo que va a ser de ella, y su vida diaria es una espiral de descubrimiento del lado oscuro de su existencia.