María ha dado a luz, y su primogénito llevará el nombre de Emanuel. Esto no debió ser así y Jehová se siente defraudado; sin embargo, Emanuel es su hija y crecerá para convertirse en una mujer nada dispuesta a obedecer y callar, como se espera de todas, e iniciará la ruta de aprendizaje, prédica, proselitismo y milagros que habrá de conducirla a la cruz.
Mientras tanto, sentado a la derecha de Padre, el espíritu de Jesús está a la espera de volverse corpóreo para ser proclamado hijo de Dios, aunque esto tarda más de la cuenta, a pesar de los esfuerzos de cierto arcángel que ha sido confinado al reino de este mundo.
Evangelia sigue a la redentora y a sus apóstoles tanto como al Señor y su cohorte celestial para mostrarlos en toda su majestad ante nosotros y proclamar así la buena nueva.