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Representación de datos
Fondo & forma
Autobahn / Kolektiv / Folch Studio / Strange Attractors / Shual / Spin y Fundación Proa / Ji Lee / Carteles de la Revolución de Terciopelo / Geigy / Stedelijk: identidad / Proyectos de graduación
Texto(s)
Linda Kudrnovská: Typo Berlin 2009 / Elina Pérez Urbaneja: El diseño al servicio del autoritarismo / Sergio Jiménez: Carta desde Madrid
EDITORIAL
'La verdad (y el método) están ahí fuera
Fuera de las oficinas del cliente, fuera del estudio y fuera de cualquier solución gráfica concreta alcanzada a pocos minutos del deadline. La verdad está en el destinatario final, el espectador, el consumidor, el usuario, el lector. Es él (o ella) quien, en un diálogo más o menos activo o pasivo con el mensaje que se le hace llegar, establecerá su verdad.
Los miembros del estudio Shual han sabido verlo muy bien y en la entrevista que publicamos en este número lanzan una afirmación que supone un giro radical: el diseñador debe considerar que el cliente real no es quien paga la factura sino quien ocupa el lugar de destinatario final del mensaje. Concederle esta legitimidad y este poder de interpretación y decisión sobre la verdad del mensaje -interpelar a un público activo, no pasivo- es fundamental para comunicar adecuadamente y comunicarse adecuadamente con él. Hacer esa concesión es también una herramienta útil para escapar de la actitud propagandista. El diseño no debe tener la intención de anular el espacio de opinión del público. «Lo mejor que el diseño gráfico puede aportar a un proyecto», afirman en Shual, «es una base sana a partir de la cual el público pueda construir una opinión personal mientras el propio diseño proporciona una perspectiva adicional».
Por su parte, Elina Pérez Urbaneja analiza cómo el diseño de comunicación institucional de Venezuela está encomendado a la operación contraria y detalla los mecanismos por los que el diseño se convierte en un espacio para el monólogo. El renombrado Bubble Project de Ji Lee, cuyo espíritu ha insuflado ahora al Creative Lab de Google, es en ese sentido un experimento perfecto de dialogismo. En él, el diseñador se hace presente sin aplacar otras voces, al contrario, abriéndoles todo el espacio de la comunicación, consciente de que el significado no se crea antes ni después, sino en y por el mismo acto de la comunicación interpersonal.'