En el siglo XV la poesía castellana alcanza una de sus etapas de mayor esplendor. Convertida en la actividad cortesana más refinada, cautiva la dedicación de caballeros y damas, y se atesora en ricos manuscritos ornamentados que lujosamente se difunden por las cortes más selectas. A lo largo del siglo se debate en busca de una lengua poética que oscila del cultismo y retoricismo a la propiedad humanística. Temas y formas poéticas, modelos y orientaciones nuevas se sucederán bulliciosamente hasta finales de siglo.