«Un espéculo ha sido introducido en el volumen para alterar su economía. El practicable que desbarata el montaje de la representación con arreglo a parámetros masculinos. No para un nuevo espectáculo. Así que, ¿no hay nada más que ver? A no ser para que, con un tacto de una fluidez difícilmente identificable y con un estilo inapropiable, «Dios» reabra caminos en un lenguaje que la connota como castrada, que le veda el habla, y un cierto sentido también de la historia se vea sometido a una distorsión inaudita. La/una mujer nunca se encierra/oculta en un volumen». Luce Irigaray. La desconocida de la ciencia La niña pequeña (no) es (más que) un chiquillo En el comienzo se detendría su historia Una «causa» otra vez: la castración «La envidia del pene» Una penosa evolución hacia «la feminidad» ¿Una sexualidad muy oscura? El pene = el hijo del padre La «posterioridad» de la castración Un indispensable «presión a la pasividad» La hom(br)osexualidad femenina Una relación sexual impracticable «La hembra es hembra en función de una cierta falta de cualidades» Espéculo Toda teoría del «sujeto» habrá estado siempre adaptada a lo «masculino». La de Platón El practicable de la escena Los diálogos El desvío de la histeria (masculina) La «salida» de la caverna El tiempo de acomodar, de apropiar, la óptica La visión del padre: un engendramiento sin historias Una forma siempre la misma El perfeccionamiento de la La vida en filosofía El conocimiento divino Un entre-dos inarticulado: la esquicia entre sensible e inteligible La vuelta al nombre del padre El goce de «la mujer»
Un reconocimiento demasiado inmediato. El modelo anatómico. Una ciencia con todo sin resolver. Cuestión de método. El envite (re)productivo, y su complicidad con el orden fálico. Una diferencia que no será tenida en cuenta. El trabajo del «devenir mujer».
Un hombrecillo, pero menos perfecto. La cara oculta de las cosas. Los intérpretes de los sueños mismos... La masturbación del pene: un autoerotismo forzosamente fálico. El cambio de «objeto» o la crisis de una devaluación. La ley (de lo) misma/o.
Un amor insospechado. El deseo de tener un hijo con la madre. La seducción del padre: la ley pero no el sexo. Las «razones» de la hija para odiar a su madre, y la persistencia del mismo amor hacia el chiquillo. Una economía irrepresentable del deseo originario. Un retoño más.
Como cabía esperar. La mirada, envite de siempre. La anatomía es el «destino». Lo que recubre el discurso del padre. Lo negativo en la dialéctica falocéntrica. ¿La elaboración de las pulsiones de muerte reservada al hombre?
Una espera decepcionante. Una sublimación con rodeos. ¿«Envidia» o «deseo» del pene? Una represión, o una censura inexorable. Una mímesis impuesta.
De la que el padre, neutro y benevolente, se lava las manos. ¿Un(a) asexo? La universalidad, o no, del complejo de Edipo. Libre asociación sobre el onanismo.
Una sintomatología casi melancólica. Un prejuicio del que no podría despegarse. Esa herida abierta que todo lo atrae. El resto necesario: la histeria.
La primacía del erotismo anal. Las partes interesadas de cierto contrato de alquiler. La mujer es/y también la madre. Juegos prohibidos. El himen de Edipo(s) padre e hijo.
Un capitalismo sin complejos. El velo metafórico del eterno femenino. El reverso de la historia. ¿Una sumisión de esclavo? Un superyo bastante despectivo hacia el sexo femenino.
Una redistribución de las pulsiones parciales, y más en particular de las pulsiones sádico-anales. «No hay más que una sola libido». La idealización, lo propio. El órgano (re)productor. Confirmación de la frigidez.
Carácter decisivo del «factor constitucional». Una elección homosexual nítidamente expuesta. El fracaso de una cura por falta de transferencia(s). La misma.
Un amor ideal. Si no fuera, de nuevo, por su madre. ¿O por su suegra? La cuadratura del círculo de familia. ¿Separación de las generaciones, o desfase histórico? La bisexualidad enigmática de la mujer.
Un narcisismo ex-orbitante. La vanidad de una mercancía. El pudor que exige una conformación viciosa. Las mujeres nunca inventaron más que el «arte de tejer». Una naturaleza muy envidiosa. La sociedad no interesa a las mujeres. Un defecto en la sublimación. «La mujer de treinta años».
: joven virgen - pupila del ojo
¿Cómo concebir una hija?
Una madre de hielo
... si, tomando el ojo de un hombre recién muerto,
La mistérica
Un a priori paradójico
... la eterna ironía de la comunidad
El inevitable volumen
El artificio de una inversión. El privilegio de lo que está de frente. Un fuego a imagen de un sol. El camino olvidado. Parafragma/diafragma. La exhibición de charlatanes. ¿Una pérdida de tiempo?. Un antro especular.
Uno habla, los otros se callan. Como nosotros, sometidos a un mismo principio de identidad. Con la condición de tener una cabeza, y orientada en el buen sentido. Lo que es = lo que ellos ven, y viceversa. La -, una denegación necesaria entre hombres. La voz misma recobrada a Eco. Un doble error topográfico, sus consecuencias.
Un método hipnótico Que entierra y prohíbe la «locura». Un resto de afasia. La diferencia ignorada. El deslumbramiento irreflexivo de la seducción.
El «paso». Un alumbramiento impracticable. Entonces, ¿de dónde y cómo sale él? Un mundo poblado de espectros.
Una vuelta (total) imposible. Si no fuera, en ese momento, por la ayuda de la sofística que se burla de los dobles. Una naturaleza congelada. El auto... escamoteado en la -. ¿Un bastardo o un retoño ilegítimo?
Un himen de espejos. Un procreador inengendrado. El exorcismo de la noche oscura. La astrología como taumaturgia: una apariencia (de) sol. Cuestión de propiedad. Una negativa cegadora.
El tránsito confuso de lo grande a lo pequeño, y viceversa. El patrón mismo. Más vale dar vueltas sobre sí mismo. Lo que sólo es posible para Dios-Padre. La madre, felizmente, sería sin memoria. Una fuente-espejo de todo lo que es. El análisis de esa proyección no habrá (tenido) lugar jamás.
Las insuficiencias de un órgano todavía sensible. El buen funcionamiento de un seminario. Una concepción inmaculada. La posterioridad de un goce ideal. El final de la infancia.
Siempre el Mismo. Una completitud autista. El amor desviado de las especies y géneros inferiores. El privilegio de los Inmortales. La ciencia del deseo. Una dilatada a todo el campo de la mirada, y que se especula a sí misma.
La parte trasera reservada a Dios. El misterio divino. Ese poder es inimitable por los mortales. ¿Cómo, entonces, pueden evaluar su potencia? Salvo con arreglo a su semejante. El Padre conoce el derecho y el revés de todo, al menos en teoría. El sentido de la muerte para un filósofo.
Una falta de relaciones entre el padre y la madre. Un tránsito en sentido único. La participación obligada en los atributos del tipo. Un incesto desconocido y un incesto irrealizable.
La imposible regresión hacia la madre. Una competición a la que se sustraerá el filósofo. Dos modos de repetición: lo propio y lo próximo. Antes labrar la tierra por cuenta del padre que volver allí: la metáfora/la metonimia. La amenaza de la castración.
Un antro muerto que devuelve un envite a la representación. El placer admirablemente solitario de Dios. La ayuda de una diagonal para paliar el exceso del Uno. El infinito de un ideal que oculta la abertura (de) un vacío. Una pérdida de vista sobre «el otro». La venganza de niños desencadenados.